
Leydis
Mi hijo naciĆ³ morado, con la cabeza puntiaguda y sin llorar.
Yo estuve 24 horas en trabajo de parto, viendo como las barrigonas entraban y salĆan; y yo ahĆ aguantando dignamente todos los dolores y portĆ”ndome bien para que me atendieran, pero de nada sirviĆ³. Finalmente, despuĆ©s de un dĆa entero sin dormir, con las contracciones y sin lĆquido, al entrar los mĆ©dicos del cambio de turno decidieron ponerme el cinturĆ³n para medir los latidos del corazĆ³n del bebĆ©, que ya casi estaba sin moverse dentro de mĆ. Lo hicieron porque les dije a los doctores: āĀæa quĆ© esperan para revisarme y mirar mis condiciones?ā. Ellos se pusieron bravos y me trataron groseramente. Eso me dio mĆ”s fuerzas para defenderme y reclamar. Le agradezco a una enfermera, que ya iba de salida, que le dijo a una doctora que yo habĆa pasado la noche entera tirada ahĆ, sin atenciĆ³n.
Esa doctora no me maltratĆ³, realmente fue la Ćŗnica que me dijo āvamos mi negra, vamos a revisarteā. Cuando se dieron cuenta de que el bebĆ© ya estaba en el canal, ahĆ se formĆ³ y empezaron a correr. Mi hijo naciĆ³ morado, con la cabeza puntiaguda y sin llorar. No se movĆa. Recuerdo cĆ³mo las doctoras se miraron las caras y salieron corriendo a reanimar el bebĆ©. Gracias a Dios que me lo trajeron vivo, y gracias a mĆ que reclamĆ© atenciĆ³n, porque me habrĆan dejado mĆ”s horas tirada, sin mirarme.