top of page

Patricia de Cepeda

Yo no tenía fuerzas ni para llorar más

Con el parto de mi primer hijo estuve 72 horas con dolores, trabajo de parto, torniquetes, manipulación de médicos y enfermeras, sueros de oxitocina… A las 6 p.m. del tercer día se dieron cuenta de que el bebé se había hecho meconio. Yo no tenía fuerzas ni para llorar más. Nos íbamos a morir los dos si seguían en aquel plan, así que me hicieron una cesárea de urgencia. Gracias a la vida mi hijo nació sano, pero pudo haber traído consecuencias fatales para los dos. Aún así, tuve otra niña al año siguiente. Sólo las madres que parimos en Cuba sabemos lo traumática que puede resultar esta experiencia.

bottom of page